Descripción
Después de descubrir y conocer muchas palabras conviene prestar atención a la corrección y buen uso de las mismas sin caer en barbarismos, imprecisiones, errores, deficiencias; todo ello supeditado también a demostrar el encanto mágico de la paronimia, de la acentuación de los signos de puntuación, de la flexibilidad de las categorías gramaticales, etc. ¿Acaso el acento no tiene el poder mágico de cambiar la categoría y el significado de una palabra (cabra y cabrá)?, ¿acaso la puntuación en la escritura no modifica el sentido o mensaje de una palabra (Llueve, ¿Llueve? ¡Llueve!)?, ¿no es magia que una palabras pueda ofrecer doble significado (sal —sustantivo—, sal —forma verbal—)…
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